Un pequeño pueblo enclavado en el núcleo del Parque Natural Fuentes Carrionas y Fuente Cobre – Montaña Palentina. Es destacable la extensión de sus terrenos jurisdiccionales, siendo de los más extensos de la provincia. Un dato curioso de esta amplitud, es que éstos están bañados por cuatro ríos: el Carrión, el Pisuerga, el Morales y el Monderio. Su extensión da cabida, entre otros, a paseos por el vasto valle de Pineda, que lleva a quienes lo visitan hasta las Lagunas de Fuentes Carrionas, el nacimiento del Río Carrión. Un poco más alto, se halla el Mojón de las Tres Provincias, que indica el punto donde se encuentran Palencia, León y Santander, que resulta un balcón natural hacia los Picos de Europa y la Vega de Liébana.
Al sur del Mojón, mirando hacia Palencia, vemos la cara norte del Curavacas (2.520 mts.), con su impresionante Pozo y las Lagunas del Ves. De ellos, surgen las aguas que dan vida a las bellas cascadas conocidas como las Escaleras, que son algo especial a visitar en cualquiera de las cuatro estaciones (en primavera, con gran caudal; en verano, refrescantes; en otoño mezcladas con el colorido cambiante del paisaje y en invierno, superando la dificultad de acceso, se obtiene el premio de contemplarlas heladas).
Siguiendo el curso del Carrión encontramos restos romanos en forma de puentes (Ríofrío en Vega los Cantos y Puente Tebro, en el lugar conocido como La Venta). Parece ser que los romanos tenían en esta zona la llegada natural desde Cantabria a tierras castellanas. En la misma zona de Pineda, concretamente junto al refugio de Santa Marina, se han hallado restos de un pueblo supuestamente romano.
El Valle de Pineda es especialmente sugerente para visitar en primavera, donde la exhuberancia de la naturaleza se abre paso después de meses de heladas y nieves. El color es total protagonista, surge de brezos, escobas, serbales y diminutas y llamativas flores silvestres que nacen a la orilla de numerosos arroyos. Igualmente, es recomendable pasear hasta encontrar los chozos y pasar alguna noche en uno de ellos, como hacían antiguamente los pastores trashumantes con las merinas y la gente de Resoba mientras hacían las vecerías con las cabañas de ganado. El amanecer es impactante siempre.
En primavera, los ganaderos de Resoba suben su ganado compuesto por vacas de raza parda de montaña al puerto de Pineda, para que se alimenten de los excelentes pastos y generar así la carne que ha supuesto la primera Marca de Garantía de Castilla y León, concretamente la Carne de Cervera de Pisuerga y de la Montaña Palentina.
El pueblo honra a San Sebastián el 20 de enero y el 29 de junio festeja San Pedro. Son ya una tradición sus jornadas culturales, el primer fin de semana de agosto. Merece la pena acudir a su cantina, donde se encuentra una estela romana. Junto a ella se halla la bolera y varios dujos, colmenas en troncos de árbol.
Lugares de interés
Las tenadas de Resoba
En ellas, el ganado busca la sombra en verano y el cobijo de las tormentas. Dentro del corral, se encuentra El Roblón de la Tenada, al menos seis personas deben unir sus manos en corro alrededor de este centenario roble para, juntos, dibujar su diámetro.
Bajando hacia Resoba, encontramos Campo el Astillero, llamado así porque del Monte de Milares (famoso por sus robles y escondite del oso pardo y el urogallo) se sacaban las traviesas para las vías del tren Bilbao-León, conocido como la Robla, inaugurado en 1894 y cuyas traviesas requirieron arreglos años después. Era una manera de obtener rendimiento del monte por parte del pueblo de Resoba.
Milares esconde grandes tesoros: robles centenarios, espectaculares aceberas, tilos silvestres, variedad de árboles frutales y la famosa huerta del tío Vitorino, que tiene las lechugas verdes todo el año, excepto cuando quedan cubiertas por la nevada.