Habita este pueblo uno de los rincones más apartados y encantadores de la Castillería, rodeado de bosques y mirando a los altos de la sierra del Cueto. Junto a Herreruela discurre un arroyo en el que hubo en tiempos varios molinos y un batán. Destacan también sus casonas de piedra, que proporcionan un porte distinguido a un pueblo eminentemente ganadero.
La iglesia de San Miguel es gótica, aunque posee elementos de transición como la portada. Entre sus dos retablos destaca el del lado de la epístola, del siglo XVI, con una escultura de la Virgen y el Niño. Hay además una cruz parroquial y un cáliz de plata sobredorada, de orfebres palentinos del XVI.
Cerca del pueblo se halla la ermita de Nuestra Señora del Monte. Siguiendo el camino que lleva hasta ella se asciende hasta el Portillo y se llega a Perapertú, ya en el Valle de Mudá. Cerca de este camino hay restos de explotaciones mineras y un gran roble centenario. Herreruela celebraba las fiestas de Nuestra Señora el 15 de agosto.
Era tradición ese día trasladar la Virgen del Monte desde la ermita hasta la iglesia, aunque la imagen permanece ya en la iglesia todo el año. Recientemente, la fiesta ha sido trasladada al último sábado de agosto. El pueblo posee una casa rural-museo de arquitectura tradicional.
Lugares de interés
Las piedras de molino
En el entorno de la iglesia de San Miguel se ven numerosas piedras de molino. Es el vestigio de una actividad practicada en Herreruela durante siglos. Existen documentos normativos del siglo XVIII que explican cómo se realizaba esta actividad, que debió abandonarse a comienzos del siglo XX. Los vecinos tallaban las piedras en la sierra del Cueto, donde aún pueden verse muchas que se rompieron durante su elaboración, y luego comerciaban con ellas.